27 diciembre 2013

Como decíamos ayer...

Ni siquiera sé qué escribir. O cómo empezar. Hace unos dos años que abandonamos el blog, nuestro proyecto, nuestro pequeño rinconcito literario. Y es que, aunque pueda sonar egoísta, creo que debo al menos una explicación, una disculpa a todos aquellos que alguna vez visitaron este blog y me hicieron inmensamente feliz con cada visita o comentario. Tengo aún hoy la inocente idea de que alguien se preguntó por qué dejamos de escribir, y pasarnos por todos aquellos blogs con los que nos "hermanamos". Y no tengo excusa, la verdad, no pasó realmente nada para que abandonáramos el blog. El tiempo, poco a poco, hizo sus estragos, nos centramos en segundo de bachillerato, luego selectividad y luego la universidad, en la cual intento formarme en una de mis pasiones. Hoy me ha dado por leer las antiguas entradas del blog, y la nostalgia ha llamado a mi puerta. Hoy estoy siendo más cursi de lo normal, pero es cierto que leyendo los comentarios más de uno me ha sacado una sonrisa. Y por eso mismo, por aquella gente que se molestó en comentar, creo que merecéis aunque sea esta entrada dos años después.
No sé siquiera si alguien leerá estas palabras, como ya digo más sensibles de lo normal, pero no he podido evitar dejarme llevar por la nostalgia.
Muchas gracias de corazón desde este rinconcito del mundo, de parte de la Mina del presente, que no puede evitar volver para, al menos, recordar lo que se sentía al aporrear el teclado en esta cajita bloggera.
Un besazo enorme, feliz navidad a todos, y de nuevo, gracias.

Mi otro lado que ahora mismo no está sensible no puede evitar
escribir esta línea absurda para restarle un poco de dramatismo a la entrada :)